Podría empezar este blog presentándome, pero no dudo de que podréis encontrar información de lo más variopinta sobre mí, ya sea por las que yo misma haya publicado o por las que puedan comentaros los que me conocen. Es la ventaja y el inconveniente de vivir en Extremadura. También podría empezar a describir formalmente qué hacemos los consultores de exportación o los muchos beneficios que podemos aportarle a las pymes, pero eso podéis encontrarlo en la web. Sin embargo, quiero contaros toda la verdad sobre los directores de exportación: somos unos TIRADOS.
Pasando por alto todo lo que supone ser un buen consultor y poder trabajar con diferentes empresas, lo cual trataré en otro post, parece que el responsable de exportación es el trabajo de moda hoy en día. Hay miles de ofertas de másteres en comercio internacional, la mayoría de las empresas quieren exportar y existen numerosas ayudas y reconocimientos para las empresas exportadoras. A eso le sumamos altos salarios, viajes, comidas en restaurantes, idiomas… El sueño de cualquiera, y, encima, nos pagan.
Pero la realidad es otra muy distinta. Normalmente, la labor principal a la que se enfrenta el director de exportación de una empresa, ya sea en forma de contratación interna o externa, es la apertura de mercados. Esta es la fase más ardua de todo el proceso de exportación, lo cual supone que el profesional que desarrolla la tarea sea valiente y decidido, que esté muy formado en el ámbito de la exportación, que hable idiomas y que tenga dotes comerciales y rápida toma de decisiones. Os explico por qué.
Detrás del mito, hay una persona, y ahora me refiero a ellos como personas, porque no solo va a necesitar de su profesionalidad para enfrentarse a las tareas que le supone el puesto, sino que va a tener que recurrir a todas sus habilidades personales y profesionales para superarse y alcanzar los objetivos con éxito.
Veamos qué supone únicamente salir a un viaje de prospección:
- Renuncias personales. Viajar por trabajo supone dejar en casa a tu familia, pareja, amigos y pasar mucho tiempo solo lejos de tu hogar, lo que lleva al siguiente punto.
- Viajar cuándo es necesario, intrínsecamente relacionado con el punto anterior. A veces esas fechas pueden preverse, pero en muchas otras ocasiones los viajes se programan de forma sobrevenida debido a algún problema.
- Viajar a países desconocidos, aunque haya estado en ellos. Esto no es hacer turismo. Van a tener que coger un coche y visitar empresa por empresa para cumplir con la agenda establecida.
- Salir de la zona de confort, tanto personal como laboral. Algo tan simple como alquilar un coche en un aeropuerto internacional o conducir en otro país puede suponer todo un reto que añade tensión a la tarea por la que habías decidido hacer el viaje: prospectar. Coordinar los horarios con tu familia para poder hablar unos minutos y estar al día de lo que ocurre fuera de la burbuja en la que están inmerso en esos momentos también será una labor que requerirá su esfuerzo.
- Dormir en cualquier sitio. El mayor lujo de un director de exportación en un viaje es poder tomar una cena decente después de pasar el día en la carretera y poder dormir en una cama limpia y cómoda. El hotel estará alejado de cualquier núcleo urbano, por lo que no habrá nada alrededor, ya que necesitará una buena zona de aparcamiento, además de salir rápido al día siguiente a la ruta prevista.
- Comidas. Pasar unos días comiendo fuera de casa puede parecer divertido, pero al cabo de unos días haciendo desayuno y cena en lugares de paso, desearás hasta la comida más simple que en tu casa aborrecerías por su sencillez.
- Idiomas. Aunque utilicemos el mismo idioma que nuestro interlocutor, puede que este no tenga nuestro mismo acento y comunicarse no sea tan sencillo como podría parecer desde España. Todos hemos creído alguna vez que no hablábamos tan mal el idioma en cuestión.
- Reuniones. A pesar de que ese era el motivo principal del viaje, si el trabajo de campo antes de salir está bien hecho, se convierte en la tarea más sencilla de desarrollar. La complejidad estará en ser capaz de conseguir una cita con los responsables para tener nuestros minutos de gloria y presentar el producto.
- Llegar a tiempo y resolver todos los problemas que puedan surgir. Pensar que no encontrarás trabas en el camino es de ilusos o novatos. Llegar a cada lugar según lo planificado no será fácil y reconducir los planes será una decisión difícil.
- Vuelta a casa. A la alegría de volver, se suma el caos que nos encontramos en nuestras casas, y no hablamos solo de maletas. Familia, trabajo acumulado durante los días que hemos estado fuera, reuniones para reportar el trabajo realizado y seguimiento a las visitas realizadas son tan solo algunas de las cuestiones que tenemos que atender a nuestra vuelta. Llegados a ese punto, solo espero que no hayáis tenido que viajar un lugar con diferente huso horario, puesto que así no sufriréis el temido jet lag ni habréis tenido que hacer malabares para hablar con compañeros y familia. Si habéis conseguido con éxito realizar el trabajo previsto, sentiros orgullosos de vuestro crecimiento.
Con todo esto a las espaldas, si ese profesional ha conseguido ventas o tan sólo traer peticiones de precio, cuídelo, permítale conciliar su vida personal con la laboral y reconozca el trabajo bien hecho. Le costaría encontrar otro igual.